lunes, 26 de marzo de 2012

¿CUÁNTOS SÌNTOMAS DE ESTOS TENES?

SÍNTOMAS COMUNES DE CANDIDIASIS CRÓNICA • Deseos de carbohidratos (pan, pasta, azúcares, etc). • Intolerancia al humo, perfumes y químicos inhalantes. • Fatiga o somnolencia. • Depresión. • Mala memoria. • Sensación de «irrealidad» o de «flotar». • Incapacidad de concentrarse y/o tomar decisiones. • Sensación de quemazón, hormigueo o entumecimiento. • Dolor de cabeza o migraña. • Dolor muscular y/o abdominal. • Debilidad muscular o parálisis. • Dolor o inflamación de las articulaciones. • Estreñimiento y/o diarrea. • Distensión abdominal o gas intestinal. • Quemazón, picor o flujo vaginal. • Falta de deseo sexual. • Irregularidades y/o calambres menstruales. • Tensión premenstrual. • Ataques de ansiedad o llanto. • Manos y pies fríos y/o sensación de frío. • Irritabilidad y frecuentes cambios de humor. • Insomnio. • Mareo o pérdida del equilibrio. • Sensación de presión en los oídos. • Sensación de resaca por la mañana. • Picores o sarpullidos crónicos. • Entumecimiento u hormigueo. • Indigestión. • Acidez estomacal. • Intolerancia (alergia) a ciertos alimentos. • Mucosidad en las heces. • Picor anal. • Boca o garganta seca. • Ronchas o costras en la boca. • Mal aliento. • Persistente mal olor corporal. • Congestión y picor nasal. • Afonía y/o dolor de garganta. • Laringitis, tos o bronquitis recurrente. • Dolor o presión en el pecho. • Ahogo o dificultad al respirar. • Necesidad frecuente de orinar. • Retención de líquidos. • Infecciones crónicas. • Puntos en la visión o visión errática. • Picor o sensación de quemazón ocular u ojos llorosos. • Frecuentes infecciones de oído o supuración de oídos. • Problemas de uñas. ENFERMEDADES QUE SUELEN ENCUBRIR LA CANDIDIASIS • Celiaquía • Enfermedad de Crohn • Colitis • Diabetes • Síndrome del intestino irritable (colon irritable) • Artritis reumatoide • Lupus • Asma • Soriasis y eccemas • Sinusitis • Esclerosis múltiple • Fibromialgia (dolores artríticos y reumáticos) • Síndrome de la fatiga crónica • Hiperactividad • Déficit de atención (DDA) • Hipotiroidismo • Hipoglucemia y diabetes • Depresión y estados de ansiedad • Anemia • Alergias • Inmunodepresión • Parasitosis Otra opinión autorizada y coincidente sobre la candidiasis crónica es la de Stephen Byrnes, médico homeópata y nutricionista clínico, autor del libro “Venciendo al Sida”. La importancia de estos enfoques radica en la coincidencia sobre los factores que generan la problemática. Para ambos profesionales, el aspecto más importante del tratamiento es la cuestión nutricional. Otro punto de coincidencia radica en evitar la dependencia de un diagnóstico formal para decidirse a iniciar un tratamiento correctivo. La cándida albicans y la cándida tropicalis son los nombres que reciben las levaduras comunes que se encuentran en el intestino y en ciertas membranas mucosas, por ejemplo en la garganta. Todo el mundo tiene cándidas en el cuerpo, pues nacimos con ella. La cándida puede vivir perfectamente en paz con la flora intestinal, como por ejemplo con las bacterias acidophilus y bífidus; son precisamente estos residentes bacteriológicos los encargados de tener a la cándida bajo control, evitando su crecimiento excesivo. La principal función de la cándida en el cuerpo consiste en eliminar cualquier resto de comida en mal estado que se halle en nuestro sistema digestivo (hecho causado principalmente por su incorrecta metabolización). De ese modo se evita que cualquier bacteria dañina pueda convertirse en una amenaza para nuestra salud. La cándida trabaja descomponiendo la naturaleza muerta; algo así como actúan hongos y mohos con un árbol caído. La cándida está constantemente controlada por las benéficas bacterias gastrointestinales y por nuestro sistema inmunológico. Pero los problemas comienzan cuando ciertas condiciones permiten que la cándida pueda crecer sin ningún control en los intestinos, ramificándose y colonizando todo el canal intestinal. Durante este proceso, la cándida puede llegar a «comerse» las paredes del intestino, sumarse a la corriente sanguínea e infiltrarse en otros tejidos. La otrora levadura beneficiosa se puede transformar literalmente en un moho patógeno, agresivo y destructivo, que puede causar una variedad de problemas de salud sin ninguna conexión aparente. Esta condición es conocida con el nombre de candidiasis crónica. La candidiasis crónica como tal, no fue reconocida o definida hasta los años 80, principalmente porque los síntomas eran de una naturaleza muy variada, y atribuibles a otras enfermedades. Esto llevaba a los médicos a creer que el paciente sufría de, por ejemplo, sinusitis, en vez de una verdadera infiltración de levadura en los pasajes nasales. De manera adicional, los profesionales de la salud en principio eran un poco reacios a admitir la existencia de esta enfermedad. Es que uno de los principales orígenes de la candidiasis son precisamente los antibióticos prescritos por los médicos, que a su vez matan a las beneficiosas bacterias intestinales que sirven para controlar la cándida. La diagnosis de cándida estaba limitada a sus manifestaciones más visibles, por ejemplo infecciones de levadura, vaginales u orales. El tratamiento estaba dirigido a erradicar esas condiciones, sin que se intentara erradicar lo que en realidad era la raíz del problema, y mucho más grave aún, la infección en sí. Los síntomas de candidiasis y el nivel de severidad varían de persona a persona, pero los principales signos son: fatiga crónica (especialmente después de comer), depresión, ganas de comer alimentos como pan y cosas dulces (a la cándida le encantan los dulces), cambios de humor extremos, sentimientos de rabia y agresividad (especialmente después de comer alguna comida dulce), sentirse como «borracho» después de comer una comida alta en carbohidratos (uno de los materiales de desecho de la cándida es el alcohol), hipoglucemia, mucosidad excesiva en la garganta, nariz y pulmones, infecciones de hongos en la piel, pie de atleta, infecciones vaginales u orales, diarrea, picores, pérdida de memoria a corto término, sentirse algo «atontado», sensación de hinchazón y gases después de comer, etc. Además de estos síntomas, se puede experimentar hinchazón en el sistema linfático, dolores de tipo menstrual, sudores nocturnos, dolores de pecho y articulaciones, pérdida de memoria, poca coordinación, visión borrosa, dolores de cabeza, vértigo intermitente, insomnio, estornudos, incremento de alergias alimentarias, etc. La persona tiende a estar muy sensible, particularmente en condiciones ambientales de humedad (moho), a las emanaciones de colonias, perfumes y humo del tabaco. Teniendo en cuenta que la cándida puede filtrase a través del conducto urinario, puede a veces causar infecciones graves en los riñones, cistitis y prostatitis. Pueden conducir a candidiasis crónica: el prolongado y/o repetido abuso de antibióticos, corticoides y píldora anticonceptiva, una dieta alta en azucares procesados, o una preexistente supresión del sistema inmunológico causada por el abuso de alcohol y/o drogas, transfusiones de sangre, enfermedades debilitantes, trasplantes de órganos o quimioterapia. Las ganas excesivas de comer algo dulce también puede ser un detonante. El embarazo predispone a muchas mujeres a dicha condición, pues altera el delicado equilibrio del pH y el nivel hormonal (tener en cuenta que la cándida es una levadura que fructifica en un medio alcalino). Otros factores contribuyentes al desarrollo de candidiasis pueden ser la baja acidez del estómago (contribuye a generar alimentos mal digeridos) y el estreñimiento (provoca que las sustancias de desecho se retengan por un período demasiado prolongado dentro del intestino): en ambas condiciones la cándida se desarrolla. Por cierto la candidiasis es una enfermedad moderna, resultado de ciertas innovaciones médicas (antibióticos, anticonceptivos, corticoides) y de una dieta demasiado «civilizada» con alimentos excesivamente refinados y mucho azúcar. En círculos naturopáticos, a esta problemática se le llama la «enfermedad de los dulces». Candidiasis es una condición muy seria por dos razones diferentes. A menudo pasa desapercibida y no es diagnosticada, lo cual permite a la levadura crecer sin ninguna traba y dado los numerosos síntomas que genera, colapsa al sistema inmune, el cual se ve forzado a combatir no solamente la infección de levadura, sino todas las otras condiciones que causa. Puede muy bien producirse un círculo vicioso: la persona queda debilitada por un problema causado por cándida (por ejemplo cistitis); entonces recurre al médico, quien le prescribe antibióticos. Dicha medicación matará más bacterias intestinales benéficas que controlan la cándida, haciendo que precisamente ésta se extienda más; esto llevará a más infecciones y a su vez a tomar más antibióticos... En su forma más destructiva, la candidiasis puede agotar las glándulas suprarrenales, lo cual puede producir la enfermedad de Addison (abatimiento injustificado, inapetencia, hipotensión, hipoglucemia, mareos), la cual puede interferir en la digestión y puede llegar a causar tantos problemas que prácticamente ningún componente nutritivo de la comida sea absorbido por el organismo; además puede llegar a infestar los órganos vitales y el cerebro, con el consiguiente peligro de vida. El tratamiento médico alopático ortodoxo estándar para curar candidiasis es a base de medicamentos. El problema de estos medicamentos es que no funcionan siempre, debido a la habilidad que tiene la cándida para generar resistencia a dichos compuestos, los cuales tampoco sirven para prevenir contra sucesivos rebrotes. Las terapias naturales son las armas más potentes y efectivas que hay en contra de esta enfermedad, aunque la recuperación sea algo lenta e inevitablemente proporcional al tiempo de padecimiento y severidad de los síntomas. Si se lucha con todas las armas posibles, la cándida finalmente desaparecerá, dejando como secuelas aquellos síntomas que aparecen durante su curación. Estos síntomas tardarán en remitir entre unos días a unas semanas y la severidad de los síntomas variará de persona a persona. Normalmente se presentan en forma de náuseas, diarreas, dolores de cabeza, gases, irritabilidad, una baja de energía, ganas de comer dulces y visión borrosa. Habiendo sufrido personalmente candidiasis en el pasado y como naturópata que ha ayudado a muchos individuos afectados, puedo decirles que sin lugar a dudas, los mejores aliados son la dieta y la paciencia. La recuperación puede ser una tarea pesada, ya que la cándida es un organismo muy tenaz. Sin embargo, lo mejor es no darse por vencido y tener presente que uno se recuperará; esto proporciona mucha satisfacción y los resultados se agradecen realmente. Extraído del libro “Cuerpo Saludable”

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